El fenómeno del nearshoring ha generado una intensa competencia entre Brasil y México por atraer inversiones y empresas provenientes de Asia, especialmente en el sector automotriz. Ambos países han implementado estrategias para posicionarse como destinos atractivos para la relocalización de industrias, pero las diferencias en infraestructura, regulaciones y costos están moldeando el panorama competitivo.
Brasil, un mercado en auge
Brasil se ha consolidado como un imán de atracción de inversiones en los últimos años. Con una economía robusta y un mercado interno de 215 millones de personas, el país ha recibido importantes flujos de inversión extranjera directa. La instalación de armadoras chinas como Great Wall Motors y BYD resalta el interés de las empresas asiáticas en aprovechar las oportunidades que ofrece Brasil.
México, obstáculos en el camino
Por otro lado, México enfrenta desafíos significativos en su búsqueda por atraer inversiones en el sector automotriz. El costo del espectro radioeléctrico, cuatro veces más alto que en otros países de América Latina, representa una barrera para la llegada de nuevas industrias. La escasez de talento también se posiciona como un reto importante que limita el potencial del nearshoring en el país.
Escasez de talento
La escasez de talento se ha convertido en un problema crucial para ambas naciones. Aunque México cuenta con una mano de obra joven y dinámica, la demanda de perfiles especializados en industrias como la automotriz y la tecnología supera la oferta disponible. Esta situación plantea un desafío para el aprovechamiento pleno de las oportunidades que ofrece el nearshoring.
Acciones propuestas
Para superar los obstáculos y aprovechar al máximo el potencial del nearshoring, tanto Brasil como México deben implementar políticas y acciones específicas. En el caso de México, la reducción del costo del espectro radioeléctrico y el fortalecimiento de la formación técnica son medidas clave para mejorar su atractivo como destino de inversión. Por otro lado, Brasil debe seguir promoviendo su infraestructura y recursos naturales como ventajas competitivas. En última instancia, el éxito en la atracción de inversiones y la mitigación de la escasez de talento dependerá de la capacidad de ambos países para adaptarse a las demandas cambiantes del mercado global.
Fuentes: